El escultor Juan de Mesa (Córdoba, 1583-Sevilla, 1627) llegó a Sevilla en 1606 y comenzó a trabajar en el taller de Juan Martínez Montañés, por entonces ya una eminencia del arte barroco en España. En su breve pero intensa carrera, Mesa se reveló como uno de los imagineros más importantes de su tiempo, lo que viene a significar de la historia de su disciplina, tallando algunas de las imágenes que más devoción han despertado. De entre todas ellas sobresale el Jesús del Gran Poder, representación de Jesús con la cruz a cuestas, elaborada en 1620 y venerada por los fieles en la Basílica del Gran Poder.
El Cristo del Amor que reside en la Iglesia del Salvador o el Cristo de la Buena Muerte en la capilla de la Universidad de Sevilla, antigua Real Fábrica de Tabacos, son otras de sus creaciones más célebres. Su dedicación a las imágenes de Semana Santa, especialmente entre 1618 y 1623, le consagraron como una de las principales figuras y, aunque inicialmente sus obras fueron atribuidas a su maestro Martínez Montañés, Juan de Mesa ha conseguido destacar su originalidad gracias a su descarnado realismo y su capacidad para representar el sufrimiento humano.
Además de las obras que cada primavera procesionan por Sevilla, también es posible admirar creaciones de Juan de Mesa en el Museo de Bellas Artes. Buena parte del Arte Barroco está condensado en sus magistrales tallas.