Durante medio siglo, Sevilla y Nueva York estuvieron conectadas por ruta marítima. Entre 1905 y la década de 1950, grandes buques salían de forma regular desde el Guadalquivir, como ahora se pretende por tráfico aéreo. Primero fue para el tráfico de mercancías, luego el de pasajeros y para la Exposición Iberoamericana de 1929 también en el segmento de lujo. En el año 2009 se recuperó el transporte mercante, pero ya no es desde el Palacio de San Telmo, donde ponían rumbo a la isla de Ellis, uniendo la Torre del Oro y la Estatua de la Libertad después de dos semanas de aguas abiertas.
La rica historia transoceánica que se custodia en el Archivo de Indias tuvo, pues, un nuevo episodio en el siglo XX. Aparecen nombres emblemáticos como el de José María Ybarra, el cofundador de la Feria de Abril, que puso en marcha su naviera con una ruta Sevilla-Bilbao en el velero Dolores y acabó uniendo los dos continentes a bordo de grandes transatlánticos.
De toda aquella efervescencia marítima, de aquel Puerto de Sevilla recuperado para los grandes viajes nos queda una brillante historia, muchas anécdotas y el nombre de uno de los lugares clave del turismo de Sevilla: el Muelle de Nueva York, un tramo de la ribera de la dársena del Guadalquivir que nos recuerda que una vez el Viejo y el Nuevo Mundo reavivaron sus vínculos históricos.