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La Sevilla del 29

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Plaza de España de Sevilla

Sevilla se volcó en 1929, después de algunos retrasos, con su Exposición Iberoamericana. Se tomó como la oportunidad de reactivar la economía y el turismo, transformar el trazado urbano y retomar los lazos afectivos con los países americanos. La Plaza de España lo simboliza en forma de abrazo hacia las antiguas colonias y el legado de aquella muestra transoceánica aún perdura en las calles de la ciudad y en algunos de sus lugares más insignes. Tan presente que constituye uno de los itinerarios más icónicos de la ciudad.

El Costurero de la Reina actúa como centro de interpretación de los diferentes itinerarios que se pueden realizar a lo largo del antiguo recinto de la exposición, ocupando el Parque de María Luisa, la Avenida de la Palmera o el entorno de la Puerta de Jerez.

Se puede, por ejemplo, recorrer las Delicias Viejas: el Pabellón de Chile, Pabellón de Sevilla-Casino de la Exposición, el Pabellón de la Prensa (hoy Colegio Público España), Pabellón Domecq, Pabellón de Argentina y Pabellón de Guatemala.

También las fuentes y glorietas del Parque de María Luisa, incluyendo algunas tan emblemáticas como las del Cid o de Bécquer, el Estanque de los Lotos, la Isleta de los Pájaros o el Monte Gurugú. Y museos, tanto los de la Plaza de América como el Museo Militar Regional.

La Arquitectura Indigenista está presente pabellones como los de Perú, Uruguay, Guatemala, Colombia, México y Cuba; y la regionalista en otras construcciones icónicas como las de la Plaza de América. Entre unas y otras, especies exóticas plantadas en el parque que recuerdan aquellos nexos transoceánicos.

Y en todo momento, el sabor y el aire de las dos orillas contenidos en un agradable paseo por las avenidas, glorietas y plazas que un siglo atrás simbolizaron el abrazo entre España y América.