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Cilla del Cabildo

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Edificio de la Cilla del Cabildo en Sevilla.

Una cilla es un granero o bodega donde se almacenan las provisiones en un monasterio. ¿Y cómo un edificio levantado con un fin tan prosaico puede exhibir una porte tan señorial? Todo era posible en aquella Sevilla. Basta con mirar alrededor de la Cilla del Cabildo, con la Casa Lonja enfrente y el Real Alcázar al costado, en la milla de oro de la ciudad, Avenida de la Constitución y Catedral incluidas.

De hecho, la proximidad del templo explica su razón de ser: allí se almacenaba el diezmo del Cabildo, en un edificio de dos plantas que refleja en la misma fachada de la calle Santo Tomás su vínculo con la autoridad eclesiástica. Las jarras de azucenas, símbolo del cabildo, están representadas en característicos motivos escultóricos.

La cilla también guarda una estrecha relación con el vecino Archivo de Indias, del que reproduce el «zócalo, pilastra y entablamiento de piedra sobre ladrillo avitolado».

La Cilla del Cabildo comenzó a construirse en 1770 con diseño de Pedro de Silva. Dos siglos más tarde, hacia 1972, fue adaptado para ser utilizado como Museo de Arte Contemporáneo, para lo que se le añadió una planta adicional con buhardillas y se amplió la zona trasera. Y ya en el siglo XXI fue reconvertido de nuevo para albergar la documentación digitalizada del Archivo de Indias, además de una biblioteca, sala de conferencias y el servicio de administración. Un paso subterráneo comunica ambos edificios.

Y no es el único nexo con el patrimonio arquitectónico más ilustre de Sevilla, pues un tramo de las antiguas murallas de la ciudad se integra dentro de la cilla, ese lienzo que conducía entre el Real Alcázar y la Torre del Oro y del que también permanece en la misma calle la Torre de Abd el Aziz.

Otra muestra más del ingente patrimonio histórico-artístico que se conserva en el corazón de Sevilla.

 

Foto de Javier Romero García / IAPH