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Las cadenas de la Catedral

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Cadenas de la Catedral de Sevilla.

Entre las muchas curiosidades, leyendas e intrahistoria que se puede extraer de la Catedral de Sevilla, la que nos recibe de manera más inmediata es la historia de las cadenas que rodean el templo. Más allá del componente estético, su función práctica es la de acordonar y establecer un límite, una frontera. Para eso precisamente se instalaron en 1565, para delimitar la jurisdicción civil ante el poder religioso.

Para entender la medida hay que remontarse a la Sevilla del siglo XVI, próspera, efervescente, dinámica. Un hervidero comercial que tenía las gradas de la Catedral como epicentro. En los días de lluvia, la actividad se podía trasladar al interior de la iglesia, caballos incluidos. Hay que recordar que la Casa Lonja comenzó a construirse hasta 1584. Así que la autoridad eclesiástica decidió acotar su territorio.

Esta delimitación era importante no sólo para salvaguardar la tranquilidad y orden en los ritos, sino para cumplir con la función de asilo que la iglesia ofrecía a los perseguidos por la justicia que la reclamaban. Era necesario marcar, por tanto, hasta dónde llegaba el poder civil y dónde regía la autonomía eclesial.

Las cadenas de hierro, generalmente traídas del Puerto de Sevilla, ofrecen eslabones de diferentes estilos y descansan sobre columnas de mármol y de piedra. Las más antiguas proceden de Itálica, las más recientes del siglo XVIII fueron surtidas por canteras de la provincia.