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La naranja amarga de Sevilla

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La famosa naranja amarga de Sevilla.

 

Sevilla ha sido históricamente un auténtico jardín urbano. Y no tanto por sus valiosos parques y jardines, que también, sino por la facilidad con que las palmeras se han integrado en la Plaza Nueva, los ficus en la Plaza del Museo o el famoso (y cernudiano) magnolio se asocia con la Catedral. Pero si hay un árbol que se identifica con Sevilla, ese es el naranjo.

No en vano, en las calles de Sevilla hay más de 40 mil naranjos. Con una plantación así, la ciudad entera se perfuma de azahar cada primavera, en cuanto sus características flores se ponen reventonas.

No se tome el naranjo como un árbol estacional. Su presencia domina las calles todo el año. En invierno, sus copas dan como fruto miles de toneladas de naranjas. La famosa naranja amarga de Sevilla.

No deja de ser curioso que, estando tan a mano, el paseante no pueda simplemente tomarlas del árbol y saborearlas. Craso error, pues no se pueden comer directamente, su gusto no es para nada agradable. Y sin embargo, sus usos son numerosos y muy apreciados.

Las naranjas que se recolectan cada año en Sevilla, en las mismas calles de Sevilla, se utilizan para hacer perfumes, para elaborar mermelada o para destilar ginebra, entre otras aplicaciones.

 

En su próximo paseo por la ciudad, repare en el protagonismo de los naranjos en las calles y avenidas principales de Sevilla. Su presencia, su aroma, su fruto. Es uno de nuestros símbolos.