El convento de Santa Paula fue fundado por doña Ana de Santillán y Guzmán en 1473 y aún hoy es hogar de monjas jerónimas. Es una de tantas congregaciones religiosas que proliferaron en Sevilla en su tiempo y que le valieron el sobrenombre de «ciudad conventual», pero entre todas ellas la de Santa Paula cuenta con una particularidad: posee el único museo conventual instalado en una clausura sevillana. En efecto, entre sus paredes se custodian obras de arte y enseres de gran valor que pueden ser visitados por los amantes del arte y la historia.
Situado al norte del casco antiguo, cerca de los antiguos límites de la ciudad amurallada, el convento ha llegado a nuestros días con varias reformas (sobre todo las restauraciones y adaptaciones del siglo XX), y es asimismo uno de los lugares habituales donde adquirir los famosos dulces de conventos sevillanos.
Dirección: C/ Santa Paula, 11
Horario: martes a domingo, de 10.00 a 13.00 horas.
Precio: 3 euros