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Reales Atarazanas de Sevilla

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Interior de las Reales Atarazanas de Sevilla (foto: Juan Carlos Cazalla / IAPH)

Las Reales Atarazanas son unas instalaciones medievales que se construyeron en el barrio del Arenal, extramuros junto al cauce del río Guadalquivir, para la construcción de galeras. Llegó a tener 17 naves y constituyó una de las mayores instalaciones industriales de la Baja Edad Media, pero lo que ha llegado a nuestros días, más allá del deterioro de ocho siglos, es resultado de las diferentes transformaciones que ha experimentado el recinto para algergar distintos usos. Y con una más en el horizonte: la rehabilitación proyectada por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra.

Los orígenes de las Atarazanas se remontan posiblemente al siglo XII, cuando el califa Abu Ya’qub Yusuf ordenó el inicio de las obras. Con la conquista cristiana, se continúa con este empeño de poner en funcionamiento un astillero en Sevilla que aproveche la situación cercana con el río y prácticamente en la misma cota. Se tiene 1252 como el año de construcción, por mandato de Alfonso X el Sabio para construir la flota que mantuviera a raya a los enemigos en el Estrecho de Gibraltar y para las campañas contra Inglaterra. Durante siglos, alternaron su función industrial con la de almacén de los artículos más diversos.

En el siglo XVI llegan las grandes transformaciones. Se instala en el recinto la pescadería que antes se encontraba en la Plaza de San Francisco, así como viviendas, se instala la Aduana… Se rellenan los cimientos para evitar las frecuentes inundaciones. Más adelante se destinan algunas naves a la construcción del Hospital de la Santa Caridad (1641), la Maestranza de Artillería va cobrando protagonismo y, ya en el siglo XX, se derriban cinco naves de la zona sur para construir la Delegación de Hacienda.

Con todo, en las siete naves que se conservan aún se percibe el estilo gótico y mudéjar de sus orígenes, construida entera en fábrica de ladrillo.