La Iglesia de Santa Ana, parroquia o, al decir de los vecinos del arrabal, la «Catedral de Triana», es la primera iglesia de nueva planta levantada en Sevilla con la conquista cristiana en 1248. La leyenda dicta que el rey Alfonso X ordenó construirla en 1266 tras la curación de una enfermedad en los ojos, por mediación de Santa Ana, madre de la Virgen María.
Se cita la fecha de inicio, pero no tanto la de finalización dado el largo proceso de construcción, reconstrucciones y ampliación de un templo que llega a ser gótico, mudéjar, renacentista y barroco. Dos grandes terremotos, en 1355 y 1755, afectaron sensiblemente a la iglesia y aún en los siglos XV, XVI y XVII se produjeron notables aportaciones. La torre, por ejemplo, que es original del siglo XIV, también ha experimentado diferentes intervenciones hasta adquirir en el siglo XVIII el aspecto barroco que conserva en la actualidad.
Exteriormente cuenta con tres portadas, conservadas de manera desigual. Además, llaman la atención los remates almenados que mantienen las cubiertas de sus terrazas, lo que recuerda que el edificio tuvo que construirse con murallas al encontrarse fuera de la Sevilla amurallada, al otro lado del río.
En el interior, la estructura es de tres naves que forman una iglesia de planta rectangular, sin crucero. Se pueden admirar pinturas sobre tablas como las de Pedro de Campaña realizadas hacia el año 1557, así como el retablo mayor, obra de los artistas Nufro Ortega y Nicolás Jurate en madera dorada con tres cuerpos y siete calles y ático, que fue restaurado por última vez en 2010.
Crédito foto: De Anual – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=20655350