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Cenador del León en el Real Alcázar

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Cenador del León en el Real Alcázar de Sevilla.

El Real Alcázar, o alcázares en el acertado plural que se refiere al conjunto de palacios que lo componen, no es sólo el lugar donde seguir la huella de la historia de Sevilla a través de la arquitectura y el arte. También es un auténtico vergel. Sus jardines son una delicia para los sentidos, además de un verdadero laberinto natural repleto de recónditos espacios. Íntimos como pocos. Entre ellos encontramos el Cenador del León.

El palacio real ha estado sometido a continuas reformas a lo largo de su historia, en algunos casos llegando a atentar contra el propio patrimonio. Desde el verano de 2017, los visitantes del Alcázar pueden admirar un espacio recuperado directamente del siglo XVII, el que recibe su nombre de un surtidor de piedra caliza con forma de león. Por esta figura se vertía desde 1644 el agua que traían los Caños de Carmona hasta un antiguo aljibe hecho estanque. En efecto, cuando las huertas islámicas se transformaron en jardines renacentistas, también estos instrumentos para el riego se hicieron más lustrosos y trascendieron de su mera funcionalidad.

La reconversión artística de esta área del palacio se produjo en la etapa del Conde Duque de Olivares como alcaide del Real Alcázar. En realidad todo el conjunto se revalorizó. Y el Jardín del León (también conocido como Jardín Nuevo) fue el último en cobrar esta nueva inspiración. En este lugar aparecieron dos cenadores donde antes había una alberca y una noria: uno ya desaparecido con el nombre de «Ochauado» y otro, el de «la Media Naranja del León», luego del León a secas.

El cenador fue decorado por Benito Valladares y restaurado por Francisco Valladares apenas treinta años después. Junto con las pinturas de Juan de Medina, el Cenador del León representa un notable ejemplo del manierismo tardío español que podemos revivir en pleno siglo XXI.