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Mateos Gago

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Francisco Mateos Gago.

La calle Mateos Gago es un mirador de la Giralda. A pie de adoquín, pero mirador al fin y al cabo, ofreciendo una vista limpia y sin obstáculos de la torre almohade y renacentista. Esto hubiera agradado al personaje que da nombre a la calle, publicista y prescriptor como fue del patrimonio histórico de Sevilla.

Francisco Mateos Gago y Fernández (Grazalema, 1827-Sevilla, 1890) fue catedrático de teología en la Universidad de Sevilla y decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Hijo predilecto de Sevilla por sus labores caritativas durante los brotes de cólera morbo en 1854 y 1865, como tal recibió sepultura en el Panteón de Sevillanos Ilustres en la Iglesia de la Anunciación.

Mateos Gago militó en el carlismo, luchó contra el protestantismo y se opuso ferozmente al darwinismo que Antonio Machado y Nuñez (padre de Antonio Machado y Álvarez, Demófilo, y abuelo de los poetas Antonio y Manuel Machado) defendía en la Universidad de Sevilla. Por otra parte, fundó la Academia Sevillana de Estudios Arqueológicos y como erudito participó en las principales sociedades y revistas de la ciudad.

En 1893, el Ayuntamiento de Sevilla rotuló con su nombre la hasta entonces calle de la Borceguinería, llamada así por reunir hasta el siglo XVIII a los fabricantes de zapatos y borceguíes. Hasta la década de 1920, la ya denominada calle Mateos Gago seguía siendo tan intrincada y tortuosa como el resto del callejero del centro (esto es Barrio de Santa Cruz, no lo olviden). Con el ensanche propio de una ciudad que se preparaba para la Exposición Iberoamericana de 1929, ganó el acceso del tráfico rodado y, dicho queda, esas vistas únicas.

La Casa de las Conchas, la Iglesia de Santa Cruz y, ya desembocando en la calle Fabiola, la Casa Fabiola y Museo Bellver se encuentran entre los lugares más interesantes de esta famosa y transitada calle que, como es práctica común en los alrededores de la Catedral de Sevilla, lleva el nombre de eclesiástico.