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Palacio Arzobispal de Sevilla

Palacio Arzobispal Sevilla

Palacio Arzobispal de Sevilla

El Palacio Arzobispal es una de las joyas arquitectónicas y artísticas que se reúnen alrededor de la Plaza Virgen de los Reyes, en el verdadero corazón monumental de Sevilla. Vecino de la Giralda y de la Catedral, situado frente al Real Alcázar y junto al Barrio de Santa Cruz, destaca por su portada barroca, sus patios manieristas y por custodiar un sinnúmero de obras de arte y valiosos enseres.

El origen del edificio data de 1251, cuando se cedieron a Raimundo de Losana –Don Remondo para los sevillanos– unas casas que habían sido levantadas sobre construcciones almohades (y estas, sobre unas antiguas termas romanas). Aquí residió, por tanto, el primer arzobispo de Sevilla y sigue siendo en nuestros días la residencia del titular de la Archidiócesis.

Como paréntesis, durante la ocupación napoleónica fue utilizado como residencia del mariscal Soult y años después fueron los duques de Montpensier quienes pasaron una temporada en el edificio mientras se realizaban obras en el Palacio de San Telmo.

Giralda patio Palacio Arzobispal Sevilla

Vista de la Giralda desde el patio del Palacio Arzobispal de Sevilla

Del palacio original apenas quedan testimonios y lo que ha llegado a nuestros días es resultado de las ampliaciones que se fueron realizando hasta mitad del siglo XVI. Sobresale la portada dieciochesca, de las mejores de la ciudad, su escalera central fechada en la segunda mitad del siglo XVII, el salón principal con magistrales pinturas al fresco en el techo y, cómo no, la enorme colección de pinturas y esculturas del barroco sevillano que hacen del Palacio Arzobispal la tercera pinacoteca de Sevilla. Francisco Herrera el Viejo, Francisco Pacheco, Zurbarán o Murillo están representados en sus fondos, entre otros.

Aunque fue declarado Monumento Histórico Artístico en 1969, no se abre a las visitas de manera regular hasta septiembre de 2017, dos sábados al mes con cuatro turnos de 30 personas cada uno por jornada.